Uno de los elementos más originales de Quinta Guadalupe es el juego de agua del jardín, que se encuentra en el lateral del edificio principal.
Si los accesos desde la plaza del pueblo no tienen grandes pendientes, el lateral se inclina hacia un riachuelo que bordea la finca. Esta circunstancia se uso para instalar dos estanques unidos por un arroyo serpeante.
Bordeando la cota más alta, se construyo otro camino que al llegar a la cota del estanque más bajo lo sobrepasa pasando por encima de una gruta de piedras.
Un juego de caminos, un juego de visiones, de perspectivas...
En la parte alta, protegido y con el estanque a sus pies, el sitio perfecto para charlar. Hoy, ocupado por personajes esculpidos.
Alrededor de la casa, un macizo de arbustos va poniendo floraciones consecutivas en las distintas épocas del año: rododendros, hibiscos de Siria, ... Estos últimos comenzaban a florecer en esta visita.
Todo el perímetro exterior del edificio está formado por magnolios grandiflora centenarios. En muchas de las fotos que he puesto se pueden ver las grandes siluetas que compiten con el volumen del edificio. Son inmensos. Para terminar la visita al exterior de Quinta Guadalupe, una flor de magnolio.
He empezado por el final
ResponderEliminarVoy a ver el anterior...
bonito el regato ese. Me encanta el agua en los jardines.
Que casona más impresionante!!
ResponderEliminarEste tipo de arquitectura es para mirarla y mirarla e ir descubriendo detalles...
Los magnolios imponentes acompañan a la perfección esa contrucción...